La atmósfera del cabaret en un barrio céntrico de Santiago, es la que envuelve a la ópera prima de Andrés Waisbluth. El set up es el siguiente: tras la muerte de su madre, dos hermanos viajan a Santiago buscando nuevas oportunidades, llegan al cabaret de Don Pascual, y mientras Víctor, el hermano menor, alucina mirando a una de las sensuales bailarinas, su hermano Silvio, es contratado para volverse uno de los peones del jefe. Bajo esa premisa, se da inicio al periplo trágico de los personajes por los bajos fondos, la marginalidad y el crimen capitalino.
La película nos muestra un universo precario y violento. La necesidad económica, transforma la percepción de un mundo que es peligroso, en uno muy atractivo para cumplir los propósitos y ambiciones materiales. Gracia, la bailarina y prostituta personal del jefe, es el ícono del deseo de los hermanos, que están constantemente en riesgo al involucrarse con ella. Gracia, que es tímida de día y feroz de noche, es una de las víctimas del sistema organizado por Don Pascual: recibe la violencia de su jefe, consume drogas como vía de escape, y acepta todo para cumplir cuidar y proveer para su hijo, al que esconde para proteger de cualquier tipo de amenaza.
Los Debutantes nos muestra los contrastes de la desigualdad de clases, a través de una construcción melodramática del mundo nocturno en Santiago. Todos los elementos que componen la película, desde la cámara –que se despliega con un estilo hollywoodense–, hasta el arte, el casting, la música, los colores vibrantes, están ahí para evidenciar, quizás exageradamente, lo sórdido de la mafia nocturna. Don Pascual, dueño del cabaret y proxeneta del barrio alto, vive en las casas con jardín y con piscina, y se mueve con chofer, en autos caros y lujosos. Él es la imagen del éxito y de la prosperidad ante los ojos de todos los otros personajes que habitan en el mundo de la entretención nocturna. Ellos, los que no son poderosos, nos muestran las casas humildes, la micro, el lumpen, la pobreza.
La noche es el escenario donde transcurre esta historia, bajo una luna llena, que envuelve toda la narración en un ambiente sombrío y amenazante. Son tres los puntos de vista sobre la historia, que siempre comienzan con la imagen ralentizada de la luna llena, cubierta por nubes, sobre el cielo santiaguino. Vemos la historia desde la perspectiva de Silvio, Víctor y Gracia, que nos revelan las verdaderas motivaciones y conflictos de los personajes mientras avanza la película. Los tres puntos de vistas nos llevan a entender que todos son víctimas de Don Pascual, quien, dentro de este universo, es el representante de un sistema cerrado, el más alto en la pirámide, del cual el resto de los personajes son deudores: Gracia para mantener a su hijo, los hermanos para salir adelante. Es un espacio tramposamente inaccesible. Los personajes (las víctimas), presentados como buenos e inocentes, al enfrentarse con los malos y poderosos, terminan heridos y a veces muertos. Waissbluth retrata la brutalidad de un sistema que permite la desigualdad, en el que existen los poderosos y sus víctimas, desde un lugar donde la violencia y la ley del más rico, en este caso, es casi-siempre la lección al final del día.
Los Debutantes tiende a cerrar un periodo en que las películas se vinculan al mundo marginal y criminal de Santiago, hacia el fin de los años noventa y comenzando los dos mil. Estas películas se caracterizan presentar a personajes como Victor y Silvio, que vienen de un estado de pobreza y busca mejores oportunidades, pero que siempre tendrán un destino gris. Estas películas dialogan con el cine norteamericano de los setenta y ochenta, mucho de Martin Scorsese y de F.F. Coppola; es una mirada pesimista, una ciudad sombría, donde hay algo que se está pudriendo y amenaza con envenenar todo a su alrededor.