Desde sus inicios, el cine chileno ha tenido un aparente deseo de representar la existencia de las clases sociales en el país; particularmente, el de una clase baja con complicaciones en su día a día. Esto se refleja en películas tan diversas como Machuca (Andrés Wood, 2004), que muestra a una familia con problemas económicos, o en el caso de El Chacal de Nahueltoro (Miguel Littín, 1969), que propone la historia de un campesino de la clase popular en que las circunstancias de la vida lo dejaron sin familia. Quizás esto es lo que hace interesante a la clase “popular” 1.

Dentro de la ficción, nos interesa aquello que se constituye como una vida digna de ser contada, mostrando vidas difíciles, de individuos y familias se quedan atrapadas en el mundo de una clase pobre, aunque las ficciones traten de crear la existencia de una oportunidad real de meritocracia a través de la cuál puedan salir de sus miserias.

El cine de ficción en nuestro país se ha hecho cargo de mostrar estas dimensiones desde diferentes puntos de vista, pasando por lecturas sobre la delincuencia, la sexualidad, los abusos de poder, que últimamente ha cuestionado a instituciones como la Iglesia Católica o el Gobierno y al Estado por sus constantes casos corrupción. Si bien, todos estos elementos son muy interesantes, hay uno nos interesa rescatar acá: las locaciones que se eligen para contar estas narraciones (nunca escogidos de manera aleatoria) y la propuesta artística, que se trabajan de manera delicada porque se entiende que la historia no se construye solamente con las acciones de los personajes, sino que los lugares en donde ocurren estas acciones. La manera en que los personajes interactúan con su entorno físico nos habla de una historia que nace a partir de las relaciones con otras clases sociales. En el presente ensayo, analizaremos los elementos físicos de la ciudad y los espacios en que suceden las historias y además analizaremos las reacciones e interacciones que existen entre los personajes cuando se ven en situaciones en que necesitan relacionarse con otras clases, esto será mediante una lectura materialista de la historia que reconoce que lo tangible construye sin duda relaciones sociales.

Henri Lefebvre (1901-1991), filósofo y sociólogo francés, y autor de una treintena de obras dedicadas a analizar tanto el pensamiento marxista como los problemas del mundo contemporáneo, en sus críticas a la construcción y el crecimiento de las ciudades con la industrialización, propone lo siguiente:

“La ciudad proyecta sobre el terreno una sociedad, una totalidad social o una sociedad considerada como totalidad, comprendida su cultura, instituciones, ética, valores, en resumen, sus supraestructuras, incluyendo su base económica y las relaciones sociales que constituyen su estructura propiamente dicha.” (Lefebvre, 1978, pág. 142)

Con esto podemos proponer que no existe nada más cotidiano y social que la ciudad en la que nos desenvolvemos, construida con diferentes fines, que pueden ser tan diversos como vivir, trabajar o divertirse. Si bien todos estos objetivos son diferentes, tienen un elemento en común, que es permitir las interacciones sociales y culturales, que dan cuenta de que pese a entender la ciudad como un núcleo enorme, ésta es a su vez extremadamente dispersa y heterogénea, teniendo diferentes dimensiones y divisiones internas que se constituyen como pequeñas urbes, con una vida propia e independiente del resto. Esto genera cierta desconfianza a quiénes no entienden las dinámicas internas que se producen en estas ciudades.

De la misma forma, vemos que la materialidad de las ciudades es un vivo reflejo de las estructuras que mueven al mundo, como lo son los poderes políticos, económicos o religiosos. Los que se ubican de forma estratégica para manejar las diferentes subdivisiones que generan dentro de las urbes. Para lograr este control, estos poderes se ubican la mayor parte del tiempo en el centro de la ciudad y envían pequeñas representaciones a sectores más populares, que muchas veces son meramente testimoniales.

El cine de ficción chileno presenta una rica variedad de espacios al momento de contar las historias. En el cine, podemos ver casas de distintas clases sociales, desde las más populares hasta las más acomodadas, que pasan por una supuesta clase media que trata de encontrar un lugar entre ambos estratos, porque por una parte rechaza ser miembro de la clase popular y por otro lado anhela estar dentro de la clase alta, para así entrar a un mundo de privilegios. Un ejemplo interesante de este suceso es la película Vacaciones en familia (Ricardo Carrasco Farfán, 2015): la historia cuenta cómo una familia de esta supuesta clase tambaleante se ve en una situación compleja al no poder costear vacaciones exóticas, por lo cual fingen un viaje a Brasil, mientras en cambio se encierran en su casa para no generar sospechas con los vecinos. La película propone la construcción de un barrio que no está lleno de lujos, aunque sí logramos apreciar una comodidad monetaria que les permite darse ciertas regalías en lo estético y hasta arquitectónico, como por ejemplos piscinas o patios amplios, además de autos que pueden ser de segunda mano pero que intentan estar entre lo más novedoso. El contraste se genera cuando empezamos a ver a los personajes, ahí nos damos cuenta de que es una contradicción todos esos lujos materiales porque debajo de ellos se encuentran, de una u otra forma, los problemas de una clase social que ellos intentan negar al ver su relación con los objetos materiales que están en la casa, las comidas, los aparatos tecnológicos que muestran a una familia probablemente endeudada para poseer objetos que les permitan aparentar, lo que genera un problema porque se ven obligados a mantener y proteger esta imagen a toda costa. A partir de esto, se construye conscientemente un barrio y una casa en la que se desarrollan relaciones sociales, que son profundamente estructurales y significativas, pese a ser, en apariencia, mínimas.

Otro elemento interesante de analizar es la transformación que sufre el hogar, ese espacio de cuatro paredes en el que vivimos y, en teoría, podemos mantener seguros nuestros más profundos secretos e impulsos. En este lugar se generan las relaciones más íntimas con las personas y objetos, es por eso que es valioso entender qué elementos están presentes al interior del hogar, porque si bien hay objetos que ayudan a construir una fachada, hay otros que pueden mostrar la verdadera naturaleza social de una familia y materializar su contradicción. En la película, este espacio se va transformando gradualmente en una cárcel que hace que los personajes se abrumen constantemente con la propia significancia que ellos le dieron.

“Lo apretado corresponde también a la articulación de significantes entre sí dejando escaso margen para el acceso al referente. Cinematográficamente, lo apretujado es lo hacinado. Las casas, los pueblos, cerrados; o la obcecación del registro, de su interés, por el interior. La insistencia del adentro, que podría parecer un gesto reaccionario, un medio senil al exterior, es la condición para despertar una simpatía inteligente por el vigilado y para hipertrofiar por atención desmedida las pretensiones esencialistas de la autoridad.” (Corro, 2012, pág. 78)

Pablo Corro, si bien no se refiere al filme que acá revisamos, en la cita anterior nos habla del interés que puede generar un lugar que aprisiona, por decirlo de alguna manera, al personaje haciendo que esté obligado a relacionarse con otros y a asumir su condición, como sucede en Vacaciones en familia (Ricardo Carrasco Farfán, 2015).

De una forma parecida apreciamos como las clases populares viven un encierro parecido, pero que muchas veces no es una elección voluntaria, sino que pareciera muchas veces ser una obligación por los pequeños espacios que tienen que habitar y también por las fallas estructurales que presentan estos espacios.

Otro filme que nos interesa revisar es El primero de la familia (Carlos Leiva, 2016), en donde los personajes tienen una manera particular de relacionarse que se vuelve extremadamente cercana, pero que no es motivada tanto por la emociones que sienten entre ellos como por un espacio particular que genera esta dinámica. Este lugar presenta muchas veces una sensación de encierro que se vuelve particularmente relevante al momento de construir la imagen de las clases populares, y para hacer esta relación mucho más abrumante se toma la decisión de representar los conflictos a través de los problemas estructurales que tiene la casa. De esta forma entendemos que la arquitectura en la que suceden las historias se vuelve un elemento esencial, que además de insertarnos en un mundo determinado, nos muestra cuáles son los elementos que construyen directamente las relaciones de los personajes.

Existen distintos lugares que podríamos llamar comunes, pero primero tenemos que dejar claro ciertos elementos de este concepto, definiendo desde dos lugares lo que es un espacio común. La primera es un lugar dentro de las pequeñas urbes que se usa para que la comunidad comparta. Se trata generalmente de espacios públicos y abiertos, aunque también pueden ser sitios con funciones determinadas para satisfacer necesidades de la población, que tienen reglas y lógicas propias de funcionamiento que son reguladas por sus mismos habitantes, y que generan un sentimiento de pertenencia. La segunda, es entenderlos como lugares que la gran ciudad ha construido como puntos de encuentros sociales.

Para efectos de este ensayo trabajaremos el concepto de arquitectura como espacio físico en su conjunto: todo lugar por el cual la gente pasa o se detiene a realizar acciones. Es un elemento creado por clases sociales, comprendiendo de que deben existir lugares comunes en los que los estratos se relacionen e interactúen para que se sientan parte de la gran ciudad 2.

Por ejemplo, en El primero de la familia (Carlos Leiva, 2016), las constantes visitas que realiza la madre al consultorio dan cuenta de que hay realmente un funcionamiento deficiente que los personajes parecen entender, pero no lo aceptan de brazos cruzados. Por esto, se mueven con naturalidad y cercanía cuando se levantan conversaciones que podrían ser asimétricas, en las que se sostienen tuteos y explicaciones que muestran un nivel de conocimiento del espacio y del otro individuo, efecto que quizás no se genera en otras urbes porque la imagen del consultorio no logra convertirse en un lugar común por lo mecánico de las acciones.

Por otro lado, en los espacios comunes nos encontramos con muchos ejemplos en que estos lugares parecieran permitir cierta movilidad social o en el que generan un “turismo social” 3, dicho de otro modo. El principal exponente de este ejemplo puede ser el mall, espacio que representa simbólicamente una variedad de cosas que van desde el consumismo hasta el sincretismo social. Lo interesante en el cine es cómo los personajes perciben este espacio y también a la gente que está dentro suyo. Por ejemplo, en Johnny Cien Pesos (Gustavo Graef, 1993) se observa cómo Johnny se mueve por espacios distintos a los que él acostumbra recorrer, en estos lugares vemos a personajes más acomodados pero que son representados como hombres nefastos, llenos de ambiciones y malas prácticas.

Esta capacidad de mostrar un punto de vista de manera tan simple como es la lectura que puede tener un personaje sobre su entorno es, justamente, lo que hace interesante al cine de ficción En el caso de Johnny pareciera que estos personajes no son tan distintos a él, pero podemos ver que son todo lo que Johnny no quiere ser de alguna u otra forma. Encontrarse a otros personajes de su clase igual de confundidos con ese mundo hace que su caso no sea aislado y nos dé a entender que esta visión social que tiene la clase popular no es particular sino una visión construida con el tiempo y muchas veces facilitada por los espacios en los que vemos moverse a los personajes.

El espacio de reunión social es fundamental para visualizar que estos espacios. Generalmente se encuentran al medio, o en los espacios acomodados, por el hecho de que se pueden mantener vigilados. En Machuca el trabajo de estudio que fue realizado, se relacionaba con la posibilidad insertar a lo popular en lo acomodado.

“Del mismo modo que parece justa y profunda la idea de “coronar” la ciudad por un monumento, parece refutable la idea de confiar a un edificio cultural demasiado bien definido esta tarea “suprafuncional”. ¿No es acaso preciso, para resolver el problema, reinventar o imaginar varios monumentos? ¿no será preciso llegar hasta diferenciar la Ciudad en forma distinta que en barrios homogéneos?” (Lefebvre, 1978, pág. 134)

Así como proponemos que las ciudades no se construyen de manera aleatoria, las relaciones sociales que se sostienen por en dichos espacios tampoco son aleatorias. En el cine, los personajes de las películas recorren sus espacios conocidos con comodidad y, por el contrario, los espacios nuevos son transitados con recelo y con cuidado, ya que los personajes no se relacionan solo con el espacio físico, sino que se relacionan con las cargas emocionales y cinematográficas que puede adquirir un lugar.

Hay que revisar el lugar de los espacios en los que ocurren las acciones: ya no basta con que el espacio sea funcional sino que hay que ser consciente de que construir un lugar particular conlleva a crear un nuevo personaje, que tiene una historia detrás y que seguirá existiendo luego del término de la ficción y, por sobre todo al que hay que permitirle desarrollarse y evolucionar como a cualquier otro. El lugar, en términos de escenario donde ocurre la acción, tiene las mismas capacidades que plantea un personaje al momento de interactuar con otros.

BIBLIOGRAFIA

Corro, P. (2012). Retóricas del cine chileno. Santiago.: Cuarto propio.

Lefebvre, H. (1978). De lo rural a lo urbano. Santiago.: Praxis.



Notas

1

Para efectos de este ensayo entenderemos a clase popular como los estratos bajos de la población del país, estratos que generalmente no tienen educación superior, tienen trabajos que muchas veces no se les reconocen como tradicionales y además tiene problemas en términos de vivienda ya que muchas veces no cuentan con una establecida o si es que la tienen, esta tiene serias falencias estructurales.

2

Este hacerse parte de la gran ciudad lo podemos entender de forma que esta segunda clase de espacios comunes se encuentran principalmente en el centro de la gran ciudad o en urbes mucho más acomodadas que las populares, esto conscientemente para crear la sensación de movilidad social. Un ejemplo muy concreto de este análisis podría ser mall el costanera center

3

Termino que se refiere a ir a otros sectores que son contrarios a tu clase social y entenderlo como algo nuevo y exótico, este sucede puede suceder en ambo sentidos, tanto al campo popular en sectores más acomodados como con los más acomodados moviéndose en sectores más populares.