La dictadura militar, que se inicia en septiembre de 1973 con el Golpe de Estado que derroca a Salvador Allende, irrumpe en el campo del cine con la misma brutalidad con que lo hace en otras áreas de la vida social y cultural del país. En el mismo mes de septiembre, los militares irrumpen Chilefilms, sacan a la calle los negativos encontrados y arman una pira con ellos para quemarlos. Se destruyen películas de ficción, documentales y noticiarios grabados desde 1945. Además de la pérdida del material, se cierran las escuelas de cine de la Universidad de Chile y de la Universidad Católica, en donde enseñaban y estudiaban importantes cineastas nacionales.
Muchos directores, productores y actores, debieron escapar del país. Hablar de cine durante la dictadura militar, entonces, puede ser visto desde dos perspectivas. Por una parte, están los directores que se quedan y hacen cine en Chile, en medio de las dinámicas violentas y represivas de la época. Por otra, hay una cinematografía amplia y representativa realizada por directores que se van al exilio y contribuyen a la articulación de un cine chileno, desde los distintos países extranjeros. Este grupo de realizadores, que busca asilo en diferentes países del mundo (Francia, Bélgica, Alemania, Venezuela, Suecia, entre otros), supone una producción de más de 150 películas realizadas en los diecisiete años de dictadura militar en Chile. Se trata de una obra muy heterogéna que aún está siendo rescatada por académicos e investigadores del cine.
En una primera etapa de esta investigación y, salvo un par de excepciones (por ejemplo, Diálogos de exiliados, de Raúl Ruiz) el corpus a analizar se concentra en la producción hecha en suelo nacional. En el contexto dictatorial, hay que resaltar que quienes se quedaron en el país, se vieron obligados a enmudecer y a aceptar las imposiciones del gobierno militar, donde la tortura era la medida principal para someter a estas personas al silencio, por lo que mucha gente se vio obligada a dejar de lado el activismo artístico.
María de la Luz Hurtado, en su libro “La Industria Cinematográfica en Chile” identifica la desarticulación del cine, como primer paso de la dictadura sobre la industria: el cierre de órganos cinematográficos ligados al estado, como las Escuelas de Cine de la Universidad de Chile y la Universidad Católica. ChileFilms pasa a depender al Consejo Nacional de Televisión, como órgano principal de comunicación de la Junta Militar. Por último, se derogan todas las leyes de protección al cine nacional.
A pesar de esto, hubo unos pocos cineastas que, desde Chile, desafiaron el vacío cultural y decidieron realizar sus películas durante el oscuro periodo. Algunos de ellos son Pablo Perelman, Silvio Caiozzi y Cristián Sánchez.
Las estéticas de los filmes realizados en los setenta y ochenta distan muchos a las del periodo del Nuevo Cine Chileno. Por ejemplo, el filme Julio comienza en Julio, (Caiozzi, 1976) representa un Chile tradicionalista de principios del siglo XX con la caracterización campesina y patronal de la aristocracia. A partir de la autoridad del protagonista, Don Julio, tanto sobre los inquilinos como sobre su hijo Julio, Caiozzi aborda el silenciamiento de la época a partir de la presencia de una figura autoritaria y abusiva con su poder. Posteriormente, La Luna en el Espejo (estrenada en 1990, cinco años después de su finalización, producto de la burocracia dictatorial) utilizará el mismo dispositivo.
Es interesante la propuesta de Pablo Corro en torno a estos filmes, en donde propone que las películas mencionadas tienen una luz enferma, debido (entre otras cosas) al bajo presupuesto. “A través de la opción por la monocromía y la relación polar claro-oscuro, Caiozzi construye un mundo de encierros sin término, encierros contiguos contenidos por el gran sistema de clausura que es la hacienda” 1.
Cristián Sánchez, por su parte, comienza y desarrolla una buena parte de su obra cinematográfica en dictadura y durante ese oscuro período dirige: Vías paralelas (1975), El Zapato Chino (1979); Los Deseos Concebidos (1982); El Otro Round (1984); y El Cumplimiento del Deseo (1985; aunque su estreno se aplace hasta 1993). El director reconoce haber corrido grandes riesgos grabando en algunos exteriores. Si le preguntaban qué estaba haciendo, omitía todo acercamiento a la política y a la representación de la época, y se excusaba diciendo su cine era experimental.
Al igual que Caiozzi, primaba la puesta en escena en escenografías interiores, pues en los exteriores ocurrían era muy difícil filmar. Pero esto permite recurrir a recursos ingeniosos: “tener planos más cerrados, sin que fuera una estética de primer plano, pero sí más acotada, de no mover la cámara. Eso me permitió jugar mucho con el fuera de campo” (Sánchez en entrevista de Perucca y Torres). Tanto en El Zapato Chino, Los Deseos Concebidos y El Cumplimiento del Deseo, el director recurre a utilizar el fuera de campo con sonidos ominosos que exponen lo oscuro y siniestro que ocurre en los exteriores y en lo que no se ve... o no debemos ver.
Hacia los últimos años en dictadura, se flexibiliza parcialmente el régimen militar y un grupo importante de realizadores que estaban en el exilio, se proponen volver a Chile y probar suerte. Las películas de ficción, aproximadamente desde el año ‘86 se abocan a representar un Chile apenado y abatido, tras los extensos años de gobierno militar. Además de Miguel Littin, con el documental ilegal Acta general de Chile y Patricio Guzmán con el documental En nombre de Dios, surgieron películas de ficción de directores como Gonzalo Justiniano, con su filme Los Hijos de la Guerra Fría; y un año antes de eso, Pablo Perelman, con Imagen latente, va a explorar el espacio de lo político en el Chile dictatorial, mediante una reflexión en torno al archivo y a la memoria o a su pérdida.
El fin de la dictadura militar, en 1990, permite no solo que se retome la producción audiovisual, sino también, que se estrenen varias películas que habían sido censuradas durante régimen y que se encontraban extraviadas. Palomita blanca, de Raúl Ruiz, será uno de estos filmes.